La Visión Jibaricua
Por Raúl E. López Vergé
Un Plan Biblico Para el Desarrollo de Puerto Rico
"Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma." -- 2 Tes. 3:10
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El Séptimo Mandamiento
Copyright 2012 por Raul E. Lopez, MD, MDiv


l séptimo mandamiento dice "no cometerás adulterio" (Éxodo 20:15). El segundo elemento más importante de la naturaleza humana es su sexualidad. El ser humano viene en dos formas complementarias. Cada una de estas formas está incompleta por sí misma. Cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio forman una unidad donde cada cual está completo y estable. Es como el sodio y el cloro, elementos extremadamente reactivos en su estado nativo. Sin embargo, cuando se unen, forman sal común, un elemento estable y útil. De la misma forma, la unidad más básica de la sociedad es la unión estable creada cuando un miembro de cada una de estas formas se unen para el propósito de compañerismo íntimo y procreación. La sexualidad está íntimamente ligada a otra característica más general. El ser humano es un ser social. No nos gusta estar solos. Nos gusta compartir nuestra vida con otras personas.

La persona con quien tenemos la más grande oportunidad de compartir nuestra vida es con nuestra pareja. Es con esta persona que compartimos la más grande aventura, la de crear y criar vida nueva. Es imposible negar que la mujer esté espacialmente capacitada para cuidar a sus hijos pequeños. Esta tarea de criar niños toma mucho tiempo y labor. Este esfuerzo limita la habilidad de la mujer para mantenerse a sí misma. Muchas veces la mujer tiene que sacrificar o limitar su carrera para criar a sus hijos. Por contraste, en general, el varón está mejor equipado para ganar el sustento físico de la familia. Esto no quiere decir que la mujer no puede ayudar a ganar el sustento de la familia o que el hombre no tenga un papel importante que jugar en la crianza de los niños. Lo que quiere decir es que Dios nos ha criada con tareas especializadas. Esta especialización es el fundamento del matrimonio. El matrimonio es un contrato donde la mujer dice que va a sacrificar aspectos de su carrera y de su independencia económica para criar a los hijos de la pareja y el hombre se compromete a sostener a su esposa por el resto de sus vidas y a sostener a sus hijos mientras vivan bajo su techo. Este compromiso representa una gran responsabilidad y envuelve el bienestar de muchas personas. Por lo tanto, aunque vivimos en un mundo lleno de múltiples relaciones sociales legitimas, desde familia, a empleo y amistades, no hay ninguna más importante para el bienestar humano que la existencia del matrimonio estable.

La Biblia enseña que la relación entre un hombre y una mujer tiene una dimensión espiritual porque ilustra la relación entre Dios y su pueblo. Juan dice "Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios," (Apocalipsis 21:9-10). Como este mandamiento tiene que ver con la relación entre Dios y su pueblo, está asociado al segundo mandamiento, el de no tener ídolos. Ambos son el segundo mandamiento de sus respectivas tablas. Muchas veces la idolatría se compara con el adulterio. Esta comparación es el tema principal del libro de Oseas.

Es importante que la sociedad proteja la institución del matrimonio. El divorcio fácil y los matrimonios homosexuales debilitan la institución del matrimonio que es uno de los pilares más importantes de la sociedad. La indecencia, la prostitución y la pornografía también debilitan esta institución y el gobierno tiene el derecho de restringir o prohibir estas actividades para poder proteger el matrimonio. Claro está que siempre es importante mantener un balance. La vestimenta Islámica no es la única definición de la decencia y a veces la única manera para comunicar cierta información importante es usando material que es sexualmente explicito, como un texto medico o algunos pasajes de la Biblia. Sin embargo, la sociedad occidental ha errado en ser demasiado libertino en sus normas sexuales.

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