La Visión Jibaricua
Por Raúl E. López Vergé
Un Plan Biblico Para el Desarrollo de Puerto Rico
"Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma." -- 2 Tes. 3:10
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Roma, Una Ciudad Imperial
Copyright 2012 por Raul E. Lopez, MD, MDiv


En el libro de Apocalipsis se encuentra otra descripción del imperio de los últimos días. Este pasaje se enfoca, no en el país que forma el corazón del imperio, sino, en su capital. Juan describe a una bestia con siete cabezas que carga a una mujer llamada Babilonia, la cual está sentada sobre esa bestia:

1 Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; 2 con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación. 3 Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. 4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; 5 y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. 6 Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro. 7 Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos. 8 La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será. 9 Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, (Apocalipsis 17:1-9).

En este pasaje se usan el simbolismo de una mujer y una bestia para simbolizar dos aspectos distintos de este imperio final. El pasaje claramente dice que la mujer representa a una ciudad. Es posible que además, indirectamente, represente algo que esa ciudad simboliza, como dinero o religión, pero dice claramente que al menos representa una ciudad. La mujer está sentada sobre un segundo símbolo, el de una bestia. Esta bestia, a su vez, representa varias cosas. Entre ellas representa una sucesión histórica de reyes o de reinos, representa, además, un grupo de reyes o reinos futuros, y finalmente, representa al anticristo y a su reino.

Lo que este símbolo de la bestia indica es que este imperio evoluciona por ocho etapas históricas, se divide en diez partes, y culmina en un vil imperio final. Durante parte de su existencia el imperio sostiene a la mujer Babilonia, que ya vimos, representa una ciudad influyente. Durante este tiempo el imperio es también controlado por ella. Sin embargo, el pasaje dice que los diez cuernos destruirán a la mujer. O sea, parece que como parte del proceso de transición entre el imperio que está dividido en diez partes y el imperio finalmente unido, el imperio dividido destruye a esta ciudad.

A esta ciudad se le llama por el nombre de Babilonia y se describe como "la grande ciudad que tiene reino sobre los reyes de la tierra." Cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis la Babilonia original en Mesopotamia ya no era una gran ciudad. La ciudad que regía sobre los reyes de la tierra era Roma. Por lo tanto, como se usa el nombre de una ciudad y la descripción de otra, esto implica que la descripción de esta ciudad contiene simbolismo. Estudiosos de la Biblia han postulado a varias ciudades como candidatos para ser esta Babilonia. Creo que hay tres candidatos importantes que podrían ser esta ciudad. Es posible que las tres ciudades juntas compongan a Babilonia y que cada una representen distintos aspectos de lo que Babilonia simboliza.

Una ciudad que reúne muchos de los requisitos para ser considerado como esta gran y temible ciudad es la ciudad de Roma. Como dijimos antes, para el tiempo de Juan, esta era "la grande ciudad que reinaba sobre los reyes de la tierra." Roma se conocía como la ciudad de las siete colinas. Estas colinas son los montes Aventino, Capitolino, Celio, Esquilino, Palatino, Quirinal y el Viminal. Sobre cada uno de estos montes había un pequeño pueblo, cada uno separado de los otros por unos valles pantanosos que colindaban con el río Tiber. Los poblados participaban juntos en actividades atléticas y religiosas y al pasar el tiempo se unieron para drenar los pantanos. Estos valles se convirtieron en áreas de comercio y mercado que vinieron a convertirse en el centro de la ciudad de Roma. Juan dice que "Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se asienta la mujer." Además, en Daniel, vimos que también se encuentra una descripción de una bestia parecida a la de Daniel, una que tiene muchas cabezas. Este representa el cuarto imperio descrito por Daniel. Ya hemos visto que si comenzamos con Babilonia como el primer imperio, Roma viene a ser el cuarto reino en la sucesión que se compone de Babilonia, Persia, Grecia y Roma.

En el cuarto siglo el Emperador Constantino mudó la capital del Imperio Romano a Bizancio y edificó allí la ciudad de Constantinopla, lo que hoy es Estambul en Turquía. El imperio también fue dividido en dos unidades administrativas entre el este y el oeste. Sin embargo, las responsabilidades administrativas del imperio occidental se mudaron primero a Milán y después a Ravena porque estas estaban situadas en lugares más céntricos. De esa forma Roma también perdió aunque fuera su papel como la capital de la parte oeste del imperio. Eso quiere decir que menos de 400 años después de que Juan escribiera el Apocalipsis, Roma dejo de ser la ciudad que reinaba sobre los reyes del mundo, al menos de una forma política.

No obstante, Roma se convirtió en la capital religiosa de Europa. El imperio Romano en el occidente se fragmentó en cientos de reinos, principados y ducados y la Iglesia Católica Romana vino a llenar el vació de poder que dejo el Imperio Romano cuando este colapsó. Esta iglesia se convirtió en la institución más poderosa de Europa y tenía poder sobre reyes y gobernantes. Por lo tanto, Roma continuó reinando sobre los reyes de la tierra, pero por medio de la religión.

Unos de los pecados de esta ciudad fue su persecución de los cristianos. Juan dice "Y en ella fué hallada la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra." (Apocalipsis 18:24). La Roma imperial echó a los cristianos a los leones porque rehusaron adorar al emperador como un Dios y la Roma post medieval persiguió a los Cristianos Protestantes porque rehusaron aceptar que el Papa era el representante de Dios en la tierra. Los protestantes adoraban al mismo Dios que la Iglesia Romana, aceptaban la misma Biblia, y creían en los mismos credos. Diferían con los Cristianos Católicos en su rechazo de la autoridad suprema del Papa y el rechazo del reclamo de la Iglesia Romana de ser la única Iglesia verdadera como institución. También rechazaban lo que para ellos eran embelecos creado para aumentar la autoridad institucional y política de la Iglesia. Esto incluía doctrinas como el purgatorio, que no tienen base Bíblica y que sirven para enriquecer la institución eclesiástica. En el caso de la doctrina del purgatorio, la iglesia se lucra a medida que cobra dinero por proveer misas, oraciones e indulgencias cuyo supuesto propósito es aliviar el dolor de los que son atormentados en dicho purgatorio. Los protestantes enseñan que el creyente que muere está descansando en paz en la presencia del Señor esperando la resurrección, y solo los vivos en la tierra necesitan nuestras oraciones. Ambas iglesias creen que para los que no creen no hay esperanza y por lo tanto no hay ninguna necesidad de orar por ellos. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. (I Corintios 5:6-8)

A medida que la iglesia Cristiana de los primeros siglos fue siendo aceptada por las masas, se fue incorporando al Cristianismo elementos de la cultura popular. Como esta cultura era idolatra y pagana, elementos del paganismo fueron siendo incorporados gradualmente en el ritual, en la organización y en las enseñanzas de la iglesia. Este no era necesariamente un proceso deliberado ni consciente. La manera en que esto ocurre aun hoy en día es que aquellos líderes que logran re-interpretar el Cristianismo en una forma compatible con las costumbres locales logran obtener un mayor seguimiento y una mayor influencia.

Eso pasa hoy en día también. Por ejemplo, una iglesia que incorpora en sus servicios un estilo de música que suena como la música popular va a atraer una mayor membrecía, aún si el estilo de esa música en particular fuere altamente sensual y contrario a principios y tradiciones Cristianas. El Cristianismo se tiende a reinterpretar en términos de la cultura en donde viven los cristianos. Uno esperaría que la iglesia poco a poco fuera teniendo un impacto sobre la cultura, transformándola a través de un proceso de Cristianización. Sin embargo, muchas veces la iglesia misma puede darle su sello de aprobación a la síntesis de elementos Bíblicos y anti bíblicos creado por una cultura en particular, y así viene a congelar esta síntesis con un falso imprimátur que da la apariencia de una tradición aprobada por Dios.

El Papa actual, Benedicto XVI, en un mensaje elocuente, acertado y controversial, en donde contrastó al Cristianismo Romano con el Islam, también toco otros temas de importancia y describió en la siguiente forma la esencia de la fe Católico Romana.

"Este acercamiento interno entre la fe Bíblica y la búsqueda intelectual filosófica del pensamiento Griego fue un evento de importancia decisiva no solo del punto de vista de la historia de las religiones, sino también del punto de vista de la historia mundial - es un evento que nos concierne aun hoy. Dado este encuentro, no es sorprendente que el Cristianismo, a pesar que su origen y algunos desarrollos importantes hayan ocurrido en el Oriente, haya, en fin, adquirido su forma históricamente definitiva en Europa. Podemos también expresar este pensamiento de forma contraria: este encuentro, al cual se une sucesivamente el patrimonio Romano, creó a lo que es Europa y sigue siendo el fundamento de aquello que podemos llamar la verdadera Europa.

"La tesis que el patrimonio griego, críticamente purificado, forma parte integrante de la fe Cristiana ha sido contrapuesto por el llamamiento a la des helenización del Cristianismo - pretensión que desde el inicio de la edad moderna ha dominado mas y mas el discurso teológico. Visto desde un punto de vista más detallado, se pueden observar tres etapas en el programa de la des helenización: si bien están entrelazadas, en sus motivaciones y objetivos son claramente distintas la una de la otra.

"La des helenización surge por primera vez en el contexto de los postulados de la Reforma del siglo XVI. Considerando la tradición de la teología escolástica, los Reformadores pensaron que se enfrentaban a una sistematización de la fe completamente condicionada por la filosofía, es decir, por una articulación de la fe basada en un sistema de pensar ajeno a esa fe. Como resultado, la fe ya no parecía como una Palabra histórica viviente, sino, como un solo elemento de un extendido sistema filosófico. En contraste, el principio de 'sola scriptura' (las escrituras solamente), busca la fe en su forma pura y primordial, como se encuentra originalmente en la Palabra bíblica. La metafísica se presenta como una premisa derivada de otra fuente, de la cual era necesario liberar la fe para que pudiese volver a ser otra vez en una forma más plena lo que es en sí misma."


O sea el Papa Benedicto XVI esta afirmando que la forma del Cristianismo que define a la Iglesia Romana consiste de una síntesis entre la fe de la Biblia y el patrimonio greco-romano. En contraste, el admite que los reformadores protestantes se encaminaron en una búsqueda de la fe Bíblica en su forma pura e primordial. Aunque el Papa reclama que este patrimonio greco-romano ha sido críticamente purificado, el no define el método o las normas que se usaron como base para realizar esta purificación. Ahí se encuentra el peligro de esta síntesis. La tradición se eleva a un plano equivalente a las escrituras. En contraste, la fe evangélica protestante de los reformadores somete todo patrimonio cultural al escudriño de las verdades Bíblicas y usa la Biblia como la regla para determinar cual parte del patrimonio preservar y fortalecer y cual parte cambiar o eliminar.

Podemos concluir que Roma en Italia y la iglesia que representa es un posible candidato para ser considerado la Babilonia del cual hablaba Juan.

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