La Visión Jibaricua
Por Raúl E. López Vergé
Un Plan Biblico Para el Desarrollo de Puerto Rico
"Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma." -- 2 Tes. 3:10
El primer mandamiento dice "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:3). Este mandamiento es la base de la libertad. El hombre anhela una fuente externa de control y orden. Si no encuentra esta fuente en un Dios omnipotente se buscará una figura divina en la forma de un dictador terrenal. El humanismo enseña que la humanidad es la autoridad más alta sobre la tierra y que la verdad se define como cualquier cosa que crea la mayoría. Esto es contrario a las enseñanzas de la Biblia. El primero de los diez mandamientos nos enseña que es Dios quien viene a ser la autoridad más alta sobre la tierra. El vocablo 'Dios' significa gobernante supremo y este mandamiento nos enseña primeramente que existe tal autoridad suprema per, adamas, que existe solo una tal autoridad suprema.
Dios no tiene competencia. Dios no es el padre de una raza de dioses que se pelean entre sí como los supuestos dioses Romanos. El bien y el mal no se pelean en un marco de igualdad. El bien es la fuerza suprema y Dios existe en un estado de unidad absoluta. Esto no quiere decir que Dios es absolutamente simple, como creen
los musulmanes. Dios, el autor de la complejidad del universo, es un ser complejo que existe en tres personas, pero esta complejidad existe en un estado de unidad perfecta. Después de todo, Dios creó un universo no un poliverso o un multiverso. Como Dios no tiene competencia viene a ser una autoridad absoluta en todo el sentido de la palabra. Sin embargo, por necesidad lógica, también tiene que ser la única autoridad de esta índole.
La existencia de tal gobernante supremo y absoluto sirve de fundamento para un gobierno de ley con poderes limitados. El país tiene que tener una misma ley para todos y esta ley tiene que basarse en la ley universal divina. No hay nadie que esté bajo una ley distinta, no importa su posición, sangre o herencia. Aun el rey o gobernante está sujeto a la ley. Esto lo vemos en la vida del Rey David, quien sufrió el castigo de Dios por su adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías, el esposo de esta. El ser rico o ser miembro de una familia pudiente no le da derecho a nadie a recibir un trato especial frente a las leyes. La corrupción se basa en el principio opuesto.
Aún Dios mismo está sujeto a esta ley, pues emana de su naturaleza, no de su persona. Para poder redimir a su pueblo de la condena del pecado, Dios mismo, en la forma del Hijo hecho carne tuvo que pagar esta condena, muriendo en la cruz y derramando su sangre como un sacrificio.
Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? (Hebreos 9:11-14).
Los gobernantes mismos tendrán que algún día darle cuenta a una autoridad mayor. Esta autoridad mayor le ha otorgado a los individuos que componen a la humanidad ciertos dones o derechos los cuales están enumerados en los últimos cinco mandamientos. Ningún gobierno subordinado (a Dios) tiene la autoridad de quitarle a ningún individuo estos dones a menos que esta persona haya usado sus derechos para violarle los derechos a otro individuo.
Dios, como el Rey supremo de todas las naciones ha revelado Su voluntad para la humanidad en la forma de un Libro. Los diez mandamientos son una sinopsis de esta revelación. Si la mayoría de los seres humanos están en desacuerdo con lo que Dios dice eso simplemente quiere decir que la mayoría de los seres humanos están equivocados. La Biblia enseña que todas las leyes verdaderas han sido puestas en su lugar por Dios. La gente no crea las leyes, solo las descubren. Nosotros tratamos de descubrir las leyes de la naturaleza, lo cual llamamos ciencia. También podemos descubrir las leyes de organización social, lo cual llamamos ciencias políticas o ciencias sociales. Así también el proceso de legislación debe ser un proceso de descubrimiento y exploración, no un proceso creativo.
En el año 1897, el representante T. I. Record del condado de Posen en Indiana introdujo la propuesta de ley #246 en la cámara de representantes del estado de Indiana. El Sr. Record y sus amigos pensaban que causaba demasiada confusión y dificultad definir la constante geométrica 'pi' como un número irracional cuyo valor fuese 3.14159265. . . . Por lo tanto su propuesta de ley sugería varios otros valores que se podían usar en vez de ese. Entre estos estaban
3.2 y 4. La propuesta pasó la cámara de representantes por un voto unánime pero los senadores, sabiamente, decidieron que este no era un asunto para la legislatura.
Esta acción de la cámara de representantes de Indiana es igual de ridículo que una legislatura que establece por voto mayoritario una ley que vaya en contra de la voluntad revelada de Dios. La gente puede pasar cualquieras leyes que le plazca, pero si se pasan leyes incorrectas esa sociedad dejará de funcionar correctamente en la misma manera que una rueda diseñada usando el valor de 3.2 para
'pi' va a ser deforme e inutilizable. El valor 3.14159265. . . es más complejo que 3.2, pero es la verdad establecida por Dios y es la que
funciona correctamente. Para que la sociedad Puertorriqueña pueda llegar a la excelencia es necesario que los diez mandamientos sirvan de fundamento para nuestras leyes.