La Visión Jibaricua
Por Raúl E. López Vergé
Un Plan Biblico Para el Desarrollo de Puerto Rico
"Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma." -- 2 Tes. 3:10
El pasaje que más frecuentemente se usa para argumentar en contra de la pena de muerte es el pasaje de la mujer tomada en el acto del adulterio y traída a Jesús (John 8:3-11):
3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.
5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.
7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Fíjense que este no fue un caso que envolvía un asesinato, por lo tanto, lo más que se puede alegar es que no se debe castigar al adulterio con la pena de muerte. Este pasaje no implica que Jesús se oponía a la pena de muerte por asesinato. Sin embargo, veremos que ni tan siquiera demuestra la en oposición de Jesús en teoría a la pena de muerte para adulterio. Como dijeron los escribas, Moisés manda a que se apedreara a los adúlteros. Jesús no negó que esto fuera cierto. En numerosas ocasiones Jesús afirmó que lo que los escritos de Moisés son la palabra de Dios. Sin embargo, Moisés detalló un proceso muy específico para bregar con estos casos, y en la mayoría de estos detalles este caso en específico había fallado en seguir este proceso. La verdadera justicia envuelve también un proceso, no solo un resultado final.
Primeramente, esta mujer fue sorprendida en el mismo acto del adulterio. El adulterio no es un acto que una persona comete sola en su habitación. Por definición tenía que haber también había un hombre adultero que sorprendieron en el acto con esta mujer. Y este hombre ¿dónde estaba? Por lo tanto, esta pena se estaba aplicando en una forma injusta. Solo se le estaba aplicando a la mujer y no al hombre que la sedujo.
Segundo, Jesús les dijo que el que estuviera sin pecado arrojara la primera piedra. Si lo que Jesús quería decir es que para castigar a otra persona hay que estar libre de todo pecado concebible, entonces eso invalidaría en su raíz el concepto de todo gobierno humano. Nadie está libre de pecado en un sentido absoluto. Todos somos pecadores. Lo más razonable es que lo que Jesús quería decir es que el que estuviera libre de éste pecado en específico tirara la primera piedra. Esta mujer lo más seguro era una prostituta y estos hombres eran miembros del sanedrín, el senado de Israel. Lo más seguro es que estos hombre poderosos y ricos se habían beneficiado de los servicios de este tipo de mujer alguna vez en su vida. A veces uno piensa que estos eran religiosos bien intencionados aunque equivocados. Sin embargo, estos no eran hombres que querían abogar por la moralidad social, estos eran hombres poderosos que tramaban como atrapar a Jesús, un hombre inocente, para acusarle de traición contra el gobierno y así eliminarlo. Eran hombres corruptos e hipócritas que usaban la religión para enriquecerse. A ese tipo de hombre no le da ninguna pena usar los servicios de una ramera cuando le plazca.
El pasaje menciona que Jesús escribía en la tierra, quizás estaba escribiendo el nombre de las amantes de estos hombres, lo cual ponía la reputación de estos políticos religiosos en una posición precaria. Esto difiere muy poco a los escándalos que hemos visto con el abuso de menores por parte de sacerdotes en los Estados Unidos y en otras partes. Como ellos eran culpables del mismo crimen, esto viene a ser otra segunda manera en que estos intentaban aplicarle la ley a una persona en una forma selectiva y no uniforme.
Unas de las cosas que podemos aprender de este pasaje es que es sumamente importante que la ley se aplique en una forma consistente y universal. Nadie está sobre la ley. Si una ley no es válida para la gente importante no debe ser válida para nadie. En el Antiguo Testamento encontramos varios pasajes que enfatizan la importancia que la ley se aplique igualmente a ricos y a pobres a nativos y a inmigrantes. Dice que una misma ley y una misma protección aplican a todos. "Levítico 24:22," "Números 35:15," "Deuteronomio 24:17," "Éxodo 23:3". Cuando una ley se aplica en una forma no uniforme se puede usar para encubrir el mismo delito que se supone que esa ley castigara. Si una persona es culpable de algún delito que no se castiga uniformemente pero se comete con alguna frecuencia, otra persona puede usar el conocimiento de este delito para entraparlo y obligarlo a seguir cometiendo este delito. Así es como a veces organizaciones criminales coercen a sus miembros. Por ejemplo, si el adulterio fuere un crimen, un hombre que sabe que una mujer ha cometido adulterio puede usar esta información para presionarla a cometer adulterio con él.
Otro ejemplo podría ser cierto tipo de tienda que requiere algún tipo de licencia para vender cierto producto. Supongamos que adquirir y mantener tal licencia cuesta bastante dinero. Supongamos que la ley se aplica en una forma errática y por lo tanto la mayoría de las tiendas no tienen esta licencia. Supongamos que después de algún tiempo una de las tiendas consigue la licencia y usa este hecho para atraer clientes. Una tienda que no tiene la licencia y que ha perdido clientes a la tienda con licencia podría causar que se investigue esa tienda lo cual sale a relucir que esa tienda por muchos años no tuvo la licencia. Ahora esta tienda es multada y causa que tenga que cerrar. Este es un ejemplo algo complejo pero muchos casos parecidos ocurren cuando la ley no se aplica uniformemente. El resultado es que una ley que se aplica solo a veces se puede usar como una forma de persecución y se puede usar para penalizar personas menos culpables y sostener a los más culpables y a sus esquemas corruptas. Mejor es no tener una ley que tener una ley que se aplica en una forma no uniforme. Por lo tanto este pasaje nos ensaña un principio clave de la justicia: las leyes tienen que ser universales, nadie está por encima de la ley, las leyes tienen que aplicarse a todos por igual.
Otro principio que se demuestra en este pasaje es el principio antirrevolucionario. Jesús no vino para derrocar al temido Imperio Romano. El vino para transformar a la sociedad. La consecuencia final de este proceso fue la desintegración del Imperio Romano cientos de años más tarde y la creación de los modernos países- estados independientes de Europa y del resto del mundo. Cuando los escribas vinieron a Jesús con la mujer adultera ellos querían ver si Jesús se pondría como una autoridad por encima de la autoridad religiosa, provincial e imperial que ya estaba establecida y que regía sobre la provincia de Judá. Es muy cierto que Jesús tenía autoridad sobre todos esos gobiernos, ya que El es Dios hecho carne, pero como también vino para ser nuestro ejemplo El se sometió a los gobiernos establecidos tal y como El requiere que hagamos nosotros. Después de todo, estos son gobiernos establecidos como parte de su plan universal. "Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos." (Romanos 13:1-2). El cristiano también tiene que abogar por la transformación de la sociedad dentro del marco de los gobiernos establecidos.
Este principio es un corolario al principio de la universalidad de la ley, pues la implementación de la ley debe recaer sobre la base más amplia y universal de la sociedad. Un pequeño grupo revolucionario no tiene el derecho de pasarle juicio a un grupo de tamaño mayor que sigue al gobierno establecido. Esto también se aplica a la justicia por individuos o motines. Un ejemplo de descarrilamiento de la justicia por motín fue el apedreamiento de Esteban a los pies del fariseo Saulo, quien fue después el Apóstol Pablo. "No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios;" (Éxodo 23:2). El hecho de que alguien piense que una injusticia ha sido cometida no le da derecho a esa persona a tomar la justicia en sus propias manos al menos que esté dispuesto a pagar por sus acciones. En la gran mayoría de los casos, el cambio social debe ser a través de los medios ya establecidos.
Jesús hablo en varios sitios acerca del principio antirrevolucionario. Por ejemplo, El ordenó a que se le diera al Cesar lo que es del Cesar, o sea, a pagar impuestos (Lucas 20:25). En otra ocasión, a un individuo que le pidió que fuera árbitro entre él y su hermano en una cuestión de herencia El le respondió que a él no se le había dado autoridad gubernamental para decidir estos casos. El dijo "Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?" (Lucas 12:14). Esto no significa que el cristiano nunca puede ser juez o nunca puede ejercer autoridad gubernamental. Esto significa que el mero hecho de ser un cristiano no le da a nadie autoridad gubernamental. Esa autoridad se adquiere siguiendo las reglas establecidas por la sociedad. En nuestra sociedad se adquiere a través de participación en el proceso político y a través de salir victorioso en elecciones. En otras sociedades puede querer decir hacerse consejero de un rey.
Por lo tanto, vemos que en este pasaje Jesús no estaba oponiéndose a la pena de muerte, sino, al uso de la pena de muerte para cometer una injusticia. La misma ley se estaba usando para perseguir a un individuo cuando había muchas otras personas que eran igualmente culpables y andaban sueltos.