La Visión Jibaricua
Por Raúl E. López Vergé
Un Plan Biblico Para el Desarrollo de Puerto Rico
"Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma." -- 2 Tes. 3:10
Copyright 2012 por Raul E. Lopez, MD, MDiv
Aunque este libro está enfocado mayormente en lo que podemos lograr colectivamente a través del gobierno, el fundamento para
un desarrollo Bíblico de un país consiste en sus iglesias. Para poder tener un país Cristiano tenemos que primero tener un Cristianismo fuerte. El cristiano verdadero tiene una responsabilidad mayor porque tiene un poder mayor. El cristiano tiene el poder de la vida nueva y tiene la responsabilidad de ser sal y luz en la sociedad. Jesús dijo:
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere,
¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mateo 5:13-16)
Fíjense que el Cristiano sufre una penalidad cuando no ejerce su papel de ser sal, o sea, el de actuar como preservativo, en la sociedad. La penalidad es el ser hollado por los hombres, lo cual representa persecución. Cuando un pueblo sufre el castigo de Dios, el juicio comienza por la iglesia. "Porque es tiempo de que el juicio
comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros,
¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?" (I Pedro 4:17). Pedro describe este castigo como una prueba de fuego. "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese" (I Pedro
4:12). Varias traducciones ponen este juicio en el futuro ("fuego de prueba que os habrá de sobrevenir"), no en el pasado como en esta traducción. Si el juicio comienza por nosotros es porque como hijos de Dios tenemos una mayor responsabilidad.
Puerto Rico está lleno de iglesias de todas clases, inclusivo, tiene más iglesias evangélicas por población que ningún otro país hispanoparlante. Es posible que Puerto Rico tenga más iglesias por milla cuadrada que ningún otro país en el mundo. Sin embargo, a pesar de tener tantas iglesias, todavía tenemos una gran cantidad de problemas sociales, tales como una alta tasa de criminalidad, de divorcio, de deserción escolar, de ilegitimidad, de madres solteras, y de drogadicción, entre otras. Esto quiere decir que la iglesia no está haciendo correctamente su trabajo. Esta deficiencia es producto de dos problemas crónicos que afectan la mayoría de las iglesias de Puerto Rico sin importar su denominación. Estos dos problemas son el sacerdotismo y la idolatría. Esto, a su vez tiene dos consecuencias, pues el sacerdotismo produce una falta de conocimiento y la idolatría produce una falta de fe.
Si el lector no sobrepone estas fallas en sí mismo, va a rechazar el participar en este gran reto y esta gran aventura de desarrollar a Puerto Rico usando principios Bíblicos, y así asegurar nuestra prosperidad. Estas dos fallas no solo caracteriza nuestras iglesias, caracteriza toda nuestra sociedad. Son dos obstáculos que nos impide llegar al éxito económico, social y religioso. Por ejemplo, para arriesgarse a establecer un negocio hay que tener fe que el esfuerzo va a tener resultados. Un pueblo falto de fe no va ser un pueblo emprendedor.
Estas dos fallas están relacionadas la una a la otra pues la Biblia dice: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios." (Romanos 10:17). La fe no es algo que existe por si solo en un vació, necesita un vehículo. Este vehículo es la verdad. Para tener fe tenemos que conocer la verdad. Esta verdad se encuentra
en la Biblia. O sea, la fe se basa en el conocimiento. Como esto quiere decir que el conocimiento es el fundamento de la fe, vamos a examinar que es lo que nos hace un pueblo ignorante.
Dios le dijo al pueblo de Israel, "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos." (Oseas 4:6). Dios nos dice que el fracaso de un pueblo se basa en la falta de conocimiento. Ya vimos que Dios le promete grandes bendiciones al pueblo que obedece las leyes de Dios. La razón por la cual somos ignorantes se refleja en el tipo de iglesia que predomina en Puerto Rico.
Aunque parece que hay mucha variedad religiosa en Puerto Rico, la gran mayoría de las iglesias en la isla tienen una cosa en común. Casi todas las iglesias creen que Dios todavía se revela a su pueblo por medio de mensajes proféticos dado en una forma milagrosa a individuos. Esto lo cree la Iglesia Católica Romana, quien reclama que Dios habla a través del Papa, la Iglesia Pentecostal quien reclama que Dios habla a través de sus pastores, profetas y apóstoles, y la Iglesia Adventista quien reclama que Dios habló a través de Elena White. Aún sectas criollas como la Iglesia de Mita en Aarón reclaman que Dios todavía habla a través de su líder.
Esto crea una teocracia sacerdotal donde el vulgo no piensa por sí mismo, sino que busca que su líder le traiga una palabra de Dios dirigida directamente a ellos mismos. El pueblo se convierte pasivo e ignorante y transfiere responsabilidad por sus vidas a una casta de líderes profetas que representan a Dios en la tierra y a quienes obedecen ciegamente sin analizar si su mensaje hace sentido. Hace poco vi un anuncio para lo que llamaban una "Gran Noche Profética" en la plaza de Aguadilla. El predicador era un auto proclamado apóstol. Como este individuo es un supuesto apóstol, lo que habla se considera palabra profética de Dios y básicamente puede decir cualquier cosa que saque de la manga y nadie se lo puede cuestionar sin a la misma vez poner en duda su apostolado. Le deja al oyente una de dos alternativas, o lo que dice este hombre es palabra de Dios, o el individuo es un impostor, un charlatán y un falso profeta. No puede haber término medio. En el proceso se pierde de vista la verdadera palabra de Dios dada a través de los verdaderos apóstoles
de Jesucristo. Pedro menciona los requisitos de un apóstol y eso
incluye haber visto al Cristo resucitado.
21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,
22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.
23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.
24 Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de
todos, muestra cuál de estos dos has escogido,
25 para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar.
26 Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue
contado con los once apóstoles. (Hechos 1:21-26).
El resultado del creer en estas profecías modernas a veces raya en lo ridículo. Hace unos días estaba en nuestra la iglesia un miércoles para un culto de oración y se recibió una llamada por teléfono y como el pastor no estaba me la pasaron a mí. Era de un individuo, quien decía ser miembro de una iglesia pentecostal de un municipio vecino y quería avisarnos que Dios le había dicho que Dios estaría juzgando a Puerto Rico prontamente por medio de un tsunami. Yo le pregunte si esto quería decir que no debería ir a la playa o si debería decirle a mis amigos y familiares que vivieran cerca de la playa que se mudasen o si debería vender cualquier propiedad de playa que me perteneciera. El me aseguró que para el que tuviese fe esto no sería necesario. Después de él haber insistido, accedí a que me mandara una descripción detallada de su profecía por correo electrónico.
Cuando recibí su correo quedé boquiabierto, pues lo que él estaba profetizando era el impacto de un asteroide cerca de Puerto Rico que produciría un terremoto y un tsunami de mil pies (300 metros) de altura. Un cataclismo de esta magnitud necesitaría evacuar completamente a Puerto Rico, la Republica Dominicana, y todas las costas del Caribe y del Golfo de Méjico incluyendo las costas
del sur de los Estados Unidos, Méjico, Centro América, Colombia y Venezuela, entre otros. Obviamente, esta persona es ignorante y quizás emocional o mentalmente inestable. Sin embargo, este tipo de fenómeno lo fomenta la creencia de muchas iglesias en esta revelación continua. Profecías como estas y otras menos fantasiosas le roban importancia al estudio de la Biblia, donde se encuentra el verdadero conocimiento. Después de todo, si tenemos revelación más reciente, ¿para qué enfocarnos en la más antigua?
La creencia en una continuidad de revelación en el presente va
en contra de las enseñanzas de la Biblia. La Biblia dice:
16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra. (II Timoteo 3:16-17).
Este versículo se encuentra en la última epístola que escribió el Apóstol Pablo. Cuando él escribió este libro ya la Biblia estaba cerca de ser completada. Muchos estudiosos de la Biblia piensan que solo quedaban por escribir el libro de Judas y los libros de Juan. En este pasaje Pablo reclama que la Biblia es todo lo que el hombre de Dios necesita para ser perfecto y para hacer toda clase de buena obra. La Biblia es la revelación completa de Dios para nosotros. Es perfecta y actualmente está totalmente completa. No necesitamos ninguna otra revelación aparte de la Biblia. Como consecuencia, la Biblia también dice que después que la Biblia se completara, Dios dejaría de revelarse por medio de profecías que vienen a través de individuos. El Apóstol Pablo dice:
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y
cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se
acabará.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. (I Corintios 13:8-12).
Es de notar que en este pasaje Pablo dice que las profecías a través de individuos, y las lenguas, son para un periodo específico en la historia de la iglesia. Él llama a este periodo, la niñez de la iglesia, y este periodo toma lugar mientras la revelación de Dios estaba aún incompleta. Sin embargo, cuando llegara lo perfecto, se supone que la iglesia llegara a un estado de madurez y dejara atrás las cosas que caracterizaba su niñez. Esta cosa perfecta que Pablo predice es la revelación perfecta y completa de Dios en la Biblia. Por esto, Pablo dice que las profecías se acabarían, pues era algo para la infancia de la iglesia. Sin embargo, las iglesias pentecostales y carismáticas han querido volver a ese estado de la infancia de la iglesia y, por lo tanto, se pueden considerar iglesias inmaduras. Cuando un niño actúa como un niño lo consideramos algo lindo, pero cuando un adulto actúa como un niño nos da pena porque significa que tiene retardación mental. El problema es que el actuar como un niño cuando uno debe ser un adulto puede ser peligroso. Un niño necesita que un adulto lo supervise constantemente para evitar que se haga daño, como, por ejemplo, cruzar la carretera sin mirar. Un adulto que haga lo mismo puede poner en peligro su propia vida y la de otros.
Si las profecías directas por parte de Dios se han acabado, entonces toda profecía moderna es una profecía falsa y el que lo da es un falso profeta y puede causarle gran daño a la iglesia porque pone en descredito las profecías verdadera de la Biblia. Además, estas profecías humanas forman una distracción que nos alejan de la tarea central de la iglesia, que es predicar la palabra de Dios según esta preservada en la Biblia. Las iglesias que enseñan que la revelación de Dios está completa en la Biblia y, por lo tanto, que ya Dios no nos manda mensajes nuevos directos se llaman iglesias cesacionistas porque creen que la revelación directa de Dios ya cesó. Las iglesias que creen en la continuación de los dones milagrosos del Espíritu se llaman iglesias continuacionistas. Los representantes más importantes de las iglesias cesacionistas son las iglesias
Bautistas y Presbiterianas en su forma tradicional y no carismática. Sin embargo, aun muchas iglesias Bautistas y Presbiterianas han absorbido la doctrina continuacionista de la cultura que nos rodeas ya que es tan predominante en Puerto Rico.
Como muchas de las iglesias están predicando ideas humanas, y no el conocimiento de Dios que enseña la Biblia, tienen que sustituir esta revelación de Dios que se da en forma de información escrita, por alguna otra cosa. Tristemente, cuando uno sustituye aquel Dios invisible que se revela en la Biblia por alguna otra cosa, uno termina con algún tipo de idolatría. En Puerto Rico predominan dos tipos de idolatría. La iglesia Católica Romana nos presenta un Dios que uno puede ver en imágenes, pero, especialmente, un Dios que uno puede sentir, gustar y comerse en forma de una galletita. Nos da un Dios que toma la forma de un objeto que uno puede ver, tocar y gustar. El pentecostalismo no se queda atrás, nos vende un Dios que se puede sentir, no uno que vemos con los ojos de la fe. Esto lo vemos en un cántico que tiene popularidad entre las iglesias pentecostales y carismáticas. El corito se llame "Dios Está Aquí" y dice así:
Le puedes sentir en aquel que está a tu lado
Le puedes sentir dentro de tu corazón
Le puedes sentir en ese problema que tienes
Dios está aquí y si quieres le puedes sentir
Este es un Dios que uno puede experimentar con sus emociones. El problema es que las emociones son traicioneras. Muchas cosas pueden crear emociones buenas y malas dentro de nosotros. No hay manera de saber si lo que se está sintiendo en aquella que está al lado es Dios o si es una atracción romántica hacia una joven linda que está bailando suavemente como suele hacerse en algunas iglesias de carácter pentecostal.
Además de esto, muchas de las iglesias de Puerto Rico presentan a Dios como un objeto que el ser humano puede usar para sentirse bien. O sea, Dios se convierte en un objeto sentimental, no en un ser omnipotente con el cual debemos tener una relación de sumisión y obediencia. Ellos convierten a Dios en un esclavo omnipotente, como el genio de la lámpara, que tiene que darnos
nuestros tres deseos si frotamos la lámpara de la forma correcta. El convertir a Dios en nuestro esclavo es la esencia de la idolatría. La Biblia presenta la idolatría como adulterio espiritual. La razón es que ambos convierten a una persona en un objeto. La idolatría convierte a la persona de Dios en un objeto y el adulterio convierta a la mujer en un objeto.
Muchas mujeres reclaman que cuando un hombre mira a una mujer, el no se enfocan en las cualidades internas que las definen como una persona, las cuales incluyen sus habilidades y necesidades. En ves, los varones, y la sociedad en general, resaltan la figura física de la mujer, lo cual la convierte en un objeto. Los medios de entretenimiento y de comunicación muchas veces sirven para promover esta imagen de la mujer. Asociado con esto, es la tendencia del varón de usar a la mujer para satisfacer sus paciones en vez de dedicarse a establecer una relación con ella. Por lo tanto, la mujer se queja de que el varón la ve como un objeto que puede ser usado por el varón para hacer que él se sienta bien. Muchas iglesias nos venden a Dios de la misma forma; sin embargo, Dios no es nuestro esclavo, es nuestro Señor, y tenemos que someternos nosotros a Él, no Él a nosotros.
Dios ha escogido revelarse a nosotros por medio de un libro escrito, o sea, por medio de información. El propósito de este libro, la Biblia, es enseñarnos quien es Dios y que espera El de nosotros. Podemos ver a Dios a través de esta información usando los ojos de la fe. La fe se define como el proceso por el cual tomamos información y le estampamos una etiqueta que dice 'verídico.' O sea, la fe es el proceso mediante el cual entendemos que cierta información representa una realidad verídica. Por ejemplo, cuando vemos una película, llenamos nuestra mente de información, pero la mayoría de las veces aceptamos que esa información es ficticia. Esto es denegación, lo opuesto a la fe. En contraste, cuando vemos las noticias, a veces nos asustamos o sentimos preocupación porque aceptamos que esa información es verídica y nos puede afectar en el mundo real. Por lo tanto, la fe es el proceso que usamos para aceptar que cierta información es real.
Nosotros ejercitamos la fe en todo lo que hacemos. Cuando
estudiamos para una carrera profesional, sacrificamos el poder
disfrutar al presente porque estamos seguros que esto nos permitirá disfrutar aun más el futuro. Cuando hacemos una inversión dejamos de usar una cantidad de dinero porque creemos que tendremos más dinero en el futuro. Cuando nos casamos, estamos convencidos que nunca se aparecerá una persona que nos hará mejor pareja. Cuando obedecemos las reglas de la ética y de la sociedad lo hacemos porque creemos que esto nos traerá recompensa o al menos nos permitirá evitar sufrir penalidad o bochorno. Cuando aceptamos que lo que dice un texto de ciencia o de historia es cierto, lo hacemos porque creemos en la reputación de la casa publicadora, del profesor que da la clase, de la universidad que empleó al profesor y de los estudiosos y expertos que cita el libro.
Así mismo, el Cristianismo es una fe. No es una experiencia mística o emocional, y no es un ritual, o una tradición. El apóstol Pablo declara que la salvación viene por la fe: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." (Efesios 2:8-9). El autor de la epístola a los Hebreos dice: "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan." (Hebreos
11:6). Para acercarnos a Dios hay que tener fe. Sin embargo, la idolatría es la antítesis de la fe, porque un objeto que uno puede ver o tocar, y una experiencia emocional no contienen información que podemos aceptar como ciertas. Los objetos y las emociones no son fuentes informativas. Por lo tanto, no son herramientas que podemos usar para asegurar nuestra salvación personal, para sanar a nuestra sociedad o para llegar a Dios.
La fe se basa en el conocimiento de una verdad. Uno no puede creer en cosas irreales. La reina blanca en Alicia en el país de las maravillas le dijo a Alicia "pues, a veces yo he creído hasta seis cosas imposibles antes del desayuno." Nadie puede creer en cosas increíbles. Así no es que opera la fe. Nosotros creemos en un Dios real que nos ha dado instrucciones reales. Estas instrucciones se encuentran en la Biblia, no en un sacerdote o profeta, ni en un canto de pan, ni en unos sentimientos, por mas lindos que sean.
El resultado de este conocimiento es la transformación. El apóstol Pablo nos ordena "No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Romanos 12:2). En este versículo Dios nos da dos alternativas. Podemos dejar que las fuerzas que rigen este mundo dejen sobre nosotros su huella. La palabra conformar es la que se usa para describir el proceso de acuñar monedas. Se refiere a una fuerza externa que deja una huella sobre un objeto. Aquellas fuerzas son las que llevan al caos y al fracaso a todos los países que se dejan imprimir por estas fuerzas, incluyendo el nuestro. La otra alternativa es dejar que la Biblia y la información que ella contiene nos cambie de adentro hacia afuera a nosotros y a nuestra sociedad y cree una transformación interna.
El versículo que acabamos de citar nos da tres pasos asociados con la renovación. El primer paso es cuando el entendimiento produce renovación. El segundo paso es cuando la renovación produce transformación, y el tercer paso es cuando la transformación produce obediencia. Renovar significa hacer que algo vuelva a ser nuevo y joven. Implica rejuvenecer. El entendimiento de la palabra de Dios nos rejuvenece. Es irónica que el maligno siempre pinta los principios Bíblicos como algo anticuado, medieval, atrasado. Los sacerdotes del vudú en Haití criticaron a los misioneros y Cristianos que estaban ayudando al pueblo después del reciente terremoto y los pintaron como seguidores de una religión retrograda y medieval. Sin embargo, lo que causó el colapso social de la edad media no fue la iglesia Cristiana sino la invasión de tribus paganas que adoraban a espíritus y demonios tal y como se hace en el vudú. No hay nada nuevo en el pecado. El pecado es lo más viejo que hay y envejece a las personas y a las sociedades. En los últimos años de su imperio, los romanos tenían una inmoralidad y corrupción crasa y esto produjo el colapso de su civilización lo cual fue otro factor que causó la edad media. Cuando cayó Constantinopla en Turquía a los musulmanes, muchos de sus estudiosos y eruditos emigraron a Europa. Esta era gente que podía leer la Biblia y otros escritos en griego y fue esto lo que creó lo que se llama el renacimiento en Europa.
En griego la palabra que se traduce transformación es la palabra metamorfosis. Esta palabra se usa para describir el cambio de una
oruga a una mariposa y de un renacuajo a una rana. Conformar es de afuera para adentro, como el proceso que crea una moneda, pero transformar es de adentro para afuera. Cada célula de un organismo contiene información en la forma de una molécula que se llama el ADN. Esa información es la fuente de la metamorfosis. Para el cristiano la Biblia es su ADN espiritual. Esta transformación deberá crear una persona que se distingue de la persona que se deja imprimir o impresionar por el mundo de la misma forma que una oruga no se parece a una mariposa. Una persona transformada va a ser distinta a lo que era antes. Si el mundo no se da cuenta que hay algo distinto es porque no ha habido transformación.
Si queremos crear un país donde se siguen las leyes de la Biblia tiene que haber un núcleo de personas transformadas. Solamente la persona transformada va a "[comprobar] cuál sea la buena voluntad de Dios" (Romanos 12:2b). La obediencia es el producto de exponerse a la palabra de Dios. La palabra produce su propio resultado. "así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. (Isaías 55:11).
No todas las religiones son una fe. El Islam, por ejemplo, enseña que Dios es completamente transcendente (separado de su creación) y, por lo tanto, incognoscible. No hay tal cosa como una teología del Islam porque el Islam enseña que Dios es tan distinto a nosotros que no podemos conocer nada acerca de Dios. Para ellos el conocer, aunque sea un poco, acerca de Dios es llegar a ser igual a Dios. Por lo tanto, el dios musulmán es absolutamente distinto a nosotros. Sin embargo la Biblia enseña, no que Dios es similar a nosotros, sino, que Dios nos creo similar a Él. En Génesis Dios dice, "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó." (Génesis 1:26-27).
No solo tomamos la forma de una imagen de Dios, también tenemos el potencial de ser hijos de Dios. El Apóstol Juan dice: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;" (Juan 1:2). Estos pueden clamar a Dios como si fuera su Padre. Jesús le dijo a sus discípulos que cuando orasen podían referirse a ("address") Dios como a un padre: "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre." (Mateo 6:9). Un hijo comparte gran parte de la naturaleza de su padre. Por lo tanto, en muchos sentidos nosotros somos similares a Dios.
Esto permite que nosotros podamos entender a Dios. Nunca le podremos entender completamente, pues Dios es infinito y nosotros tenemos una capacidad intelectual limitada. Sin embargo, aunque no podemos conocer la totalidad de Dios, podemos llenar la totalidad de nuestro entendimiento con Dios. O sea, en teoría, lo único que limita nuestra habilidad de conocer a Dios no es que seamos diferentes a Él, sino por el hecho de que podemos almacenar solo una cantidad limitada de información. Sin embargo, nuestro entendimiento, aunque limitado, puede llenarse a capacidad con el conocimiento de Dios hasta que ya no podamos abarcar más información.
Hay algunos que piensan que aun cuando el Islam no es una religión que nos provee información directa acerca de Dios, sin embargo, revela información acerca de Dios a través de los mandatos que contiene el Corán y la moral que esta enseña. Sin embargo, según el Corán, las leyes del Islam son producto de la voluntad de su dios y no son producto de su naturaleza. El Dios de la Biblia está sujeto a sus propias leyes porque emanan de su propia naturaleza. Los mandatos de Dios en la Biblia nos ensañan algo acerca de quién es el Dios Cristiano. Sin embargo, los mandatos del dios musulmán son arbitrarios. Esto quiere decir que este pudiera hasta cambiar sus reglas en cualquier momento de modo que lo que antes are pecado ahora es bueno, y vice versa.
Como las leyes del Corán nos dan mandatos, pero no información, no hay manera de determinar si lo que dice es verdadero o falso. Si alguien escribe un libre y dice que ese libro viene de Dios, pero este dios no lo podemos conocer, ¿como podemos saber si los mandatos vienen verdaderamente de Dios? Por definición, Dios es el creador del universo. Por lo tanto, el universo refleja la naturaleza de Dios. Una manera de ver si el dios de un texto religioso es el Dios
verdadero es ver si lo que ese Dios dice corresponde a lo que el mundo creado nos enseña acerca de la naturaleza del creador. El Islam reclama que no hay manera de saber cosa alguna acerca de este creador. Por lo tanto, el Islam solo requiere obediencia, no fe, porque no hay nada ni nadie en quien creer. El creer y el obedecer no son lo mismo.
Como el Islam no tiene un Dios que podemos conocer, el dios del Islam también se convierte en una especie de ídolo. Este ídolo no es un pedazo de pan, ni una estatua, ni un sentimiento bonito. Este
ídolo es un arma que hombres rapases pueden usar para esclavizar y hacer someter a poblaciones enteras, y especialmente a la mujer. Los musulmanes eran conocidos como grandes traficantes de esclavos durante el tiempo del apogeo de su imperio. Es interesante que el dios del Islam está escondido detrás de su supuesta transcendencia y que reclama que no hay nada que podemos saber acerca de él. Quizás es porque este dios no quiere que sepamos quien, en verdad, el es. El Corán es un manual de conducta que exige obediencia, pero en contraste al Cristianismo, el Islam no es una fe.
Ya vimos que la fe se basa en información, y para los cristianos esta información es la que se encuentra en la Biblia. Por lo tanto, se le anima al lector, que si es una persona laica, que busque asistir a una iglesia que predique la palabra de Dios y que no tenga como meta principal el presentar un espectáculo emocionalista, como lo hacen muchas iglesias en Puerto Rico. Si usted es un pastor, el autor le exhorta que haga la proclamación de la Biblia, y de la información que ella contiene, el centro de su ministerio. Esto quizás parezca más aburrido que un gran espectáculo multi-media, y es posible que el cambio de énfasis cause que pierda miembros, pero será un ministerio que transformará a su membrecía y a la comunidad que la rodea. Este poder que permite participar en la transformación verdadera del ser humano es el llamado más grande que una persona puede tener. Dios busca líderes valientes que están dispuestos a hacer lo correcto, no importa las consecuencias. Dios le dijo a Josué que se esforzara y fuese valiente.
Hemos visto que el gobierno tiene dos tareas legítimas. Una es la de coordinar el uso efectivo de los recursos del país. Sin embargo, la más importante es la imposición de justicia. O sea, la tarea de
castigar al malhechor. Esto incluye proteger al país de invasión por malhechores que quieren quitarnos nuestras propiedades. El Apóstol Pablo dice:
3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.
5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.
6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.
7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. (Romanos 13:3-7).
Jesús nos dio como patrón para nuestras oraciones personales la oración al cual se le da el nombre de "El Padre Nuestro." En esta oración se le instruye al cristiano que ore "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra." (Mateo
6:10). Dios quiere que los que habitan en la tierra lo obedezcan en la misma forma como los que habitan en el cielo. Debido a que en la tierra hay aquellos que no quieren obedecer, Dios ha implantado gobiernos civiles para imponer justicia. El gobierno, al igual que la iglesia y la familia, es parte del orden que Dios ha implantado sobre la tierra para imponer su voluntad. Por eso Pablo dice:
1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. (Romanos 13:1-2)
Quien mejor que el Cristiano, el hijo de Dios, para ser el responsable de implantar justicia en la tierra. Es verdad que la política es sucia, porque el propósito del gobierno es crear orden donde hay desorden e implantar justicia donde hay pecado. Sin embargo, no participar en la política porque es sucia es como no querer limpiar el baño de la casa porque es un trabajo sucio. El nivel de limpieza de una casa o un establecimiento, por más lindo que sea, se puede juzgar por sus baños. Si uno va a una conferencia en un hotel fino y encuentra que en su baño público hay inodoros limpios, pisos de mármol y toallitas de tela dobladas sobre un calentador para secarse las manos, uno se da cuenta que se está quedando en un verdadero hotel de lujo.
En cierto sentido, el gobierno es el servicio sanitario del país y la iglesia es la cocina. Si uno va a un restaurante y los baños están sucios uno se pregunta si los que trabajan en la cocina tienen sus manos limpias. Si el gobierno es el servicio sanitario del país, entonces es importante mantenerlo limpio o si no todo el país se contamina, incluyendo la iglesia.
Estamos en una guerra hasta la muerte contra el mal. En los días de Josué la tarea que le enfrentaba era conquistar la tierra santa y sacar de ella a filo de espada a todos los habitantes originales porque eran unos de los grupos de personas más malvadas del mundo. Eran paganos pecadores que regularmente cometían atrocidades hasta contra sus hijos. Hoy nuestra tarea no es pasar al inconverso por el filo de la espada física, sino por la espada de la palabra. "Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;" (Efesios 6:17). Sin embargo, al igual que Josué, tenemos que erradicar toda oposición, pero esta oposición no son personas, sino ideas. Es nuestra tarea someter nuestra isla a los principios de la palabra de Dios.
3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
4 Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. (Josué 1:3-6).
Para hacer esto tenemos que tener un deseo por obedecer la palabra de Dios, pero también necesitamos valor para implantar sus principios. Dios le dijo a Josué:
7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.
8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. (Josué 1:7-9)
Dios le dio dos alternativas al pueblo de Israel, y son las mismas que nosotros confrontamos.
15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;
16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares
extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres,
18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.
19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;
20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. (Deuteronomio
30:15-20).
La tarea de Josué era la conquista completa de la tierra prometida. El pedacito de tierra que Dios nos ha prometido a nosotros los Puertorriqueños es la isla de Puerto Rico. Necesitamos líderes trabajadores y valientes que estén dispuestos a conquistar esta tierra para el Señor en todos sus aspectos, religioso, político, social y cultural. Así transformaremos nuestra tierra en una verdadera tierra prometida y seremos una luz al mundo en forma de una ciudad asentada sobre un monte. A usted, lector, se le extiende el reto de participar en esta aventura.
14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mateo 5:14-15).